El sueño es fundamental para una buena salud física y mental. Cuando dicho sueño tiene una mala calidad o no dormimos lo suficiente, nuestro cuerpo, mente y estado emocional se resiente.
Aunque no existe una fórmula exacta de cuantas horas debemos dormir cada noche, podríamos establecer una horquilla que oscila entre las 5/6 horas y las 9/10. Lo normal es que un adulto duerma entre 7 y 8 horas.
Debido al ritmo de vida que llevamos la mayoría de las personas dormimos menos de los que deberíamos. En el caso de los españoles hay estudios que demuestran que dormimos una media de 40 minutos menos de los necesarios.
¿Qué podemos hacer para que nuestro sueño sea adecuado y de calidad?
Lo primero sería organizarnos para poder garantizar dormir un mínimo de horas que aseguren el descanso correcto. Deberíamos preocuparnos que el entorno donde dormimos tenga unas condiciones óptimas: temperatura, silencio, oscuridad, cama acorde a nuestras características físicas, etc.
Para favorecer el sueño, son adecuados los alimentos ricos en triptófano, como los huevos, lácteos y carnes de aves, la ingesta de proteínas durante la cena y las infusiones de plantas medicinales sedantes como tila, manzanilla, valeriana o pasiflora antes de acostarse. Otras opciones recomendables son tomar un baño templado o los masajes relajantes con aceites esenciales como el de lavanda.
Por otro lado debemos evitar aquellas sustancias como el té, el café, refrescos de cola, tabaco o alcohol que favorecen el insomnio. En relación con las drogas, la nicotina, la cocaína y las anfetaminas son sustancias también estimulantes que producen insomnio por alteración de diversas fases del sueño.
En general unos hábitos saludables que cuiden la dieta, evitar el sedentarismo y el estrés, así como una buena higiene del sueño constituyen una base adecuada para un sueño reconstituyente y reparador.



