En el Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI presidida por Jacques Delors se puso de manifiesto el reto que presenta la educación en la época actual. Este informe determina los cuatro pilares sobre los que debe asentarse la educación:
1. Aprender a conocer:
Proporciona a la persona la capacidad para entender, percibir y relacionarse con el medio que le rodea y permite que se desarrolle su capacidad de discernimiento. El reto al que se enfrenta al sistema en relación a esto, es que vivimos en una sociedad en la que cada vez hay una mayor sobreexposición a la información y es imposible asimilar esta cantidad de conocimientos cada vez más voluminosos. Se hace necesario adaptar el aprendizaje a las nuevas tecnologías, para que los individuos adquieran la capacidad de buscar, manejar y relacionar toda esta información de forma adecuada.
2. Aprender a hacer:
Mediante este aprendizaje, se dota a los individuos de la capacidad de poner en práctica aquellos conocimientos que han adquirido de forma teórica. En este sentido, el mercado evoluciona hacia una necesidad de adquisición de competencias, más que a una cualificación determinada, más propia del modelo industrial.
3. Aprender a vivir juntos:
Ante una sociedad globalizada que se caracteriza por la multiculturalidad, es primordial hacer un esfuerzo en el sentido de favorecer el diálogo entre las distintas etnias, culturas, religiones, etc. para evitar el aumento de los conflictos y favorecer la resolución pacífica de las diferencias.
4. Aprender a ser:
Mediante este aprendizaje las personas desarrollan sus potencialidades de forma integral, su capacidad de pensar, de ser crítico, la creatividad y la capacidad de establecer sus propios juicios, para poder dirigir sus pasos en la vida de forma libre y consciente y enfrentarse de forma adecuada a los retos y crisis que van a ir surgiendo a lo largo de la vida.
Hasta ahora la educación se ha basado fundamentalmente en los dos primeros pilares, pero en los últimos años se ha ido comprobando la importancia de formar a los individuos en otro tipo de capacidades, que les permita convivir de forma adecuada en sociedad y desarrollar valores fundamentales para la evolución de las sociedades del futuro. Para ello, es necesario poner el foco en la mayor incorporación y presencia de los dos últimos pilares en nuestro sistema educativo.